El golpear de la enorme aleta caudal sobre la superficie del océano es una "tarjeta de visita" de las ballenas modernas. Las ballenas actuales no tienen patas traseras, y sus patas delanteras han adoptado la forma de aletas, las cuales les permiten cambiar de rumbo en el agua. Sus especiales colas les aportan la potencia necesaria para mover sus masivos cuerpos. Pero no siempre fue así. En un nuevo estudio, el paleontólogo Mark D. Uhen, del Museo de Historia Natural de Alabama, describe nuevos fósiles hallados en ese estado y en la zona del Mississippi, los cuales permiten localizar en qué punto de la historia evolutiva de las ballenas surgió como tal la aleta caudal, y que aportan otros datos esclarecedores.
"Sabemos que las primeras ballenas tenían cuatro patas, y que eran animales anfibios, y sabemos también que algo más tarde ya tenían aleta caudal, pero no conocíamos con exactitud cuándo apareció esta característica por vez primera", explica Uhen. "Ahora sí lo sabemos".
El fósil más completo descrito en el estudio es de una especie llamada Georgiacetus vogtlensis. Aunque la especie no es nueva para la ciencia, el nuevo ejemplar fósil aporta algunas informaciones muy significativas. En particular, los huesos de la cola, anteriormente desconocidos, muestran que carecían de aleta caudal. Por otra parte, tenía unas extremidades traseras muy largas, y Uhen sugiere que el animal las empleaba como hidroalas. Ondular el cuerpo en la región de la cadera fue el factor clave en la evolución de la capacidad natatoria.
Las variadas formas corporales vistas en el linaje de las ballenas señalan maneras muy diferentes de nadar bajo el agua. Estudios anteriores han propuesto un posible proceso para la evolución desde la forma ancestral, en la que los individuos remaban con sus cuatro patas, hasta las ballenas actuales en las que la cola oscila arriba y abajo.
Los vertebrados actuales con buena capacidad natatoria emplean una gama amplia de técnicas diferentes, incluyendo entre éstas a cinco métodos particularmente bien definidos: Remar con las cuatro extremidades, remar empleando sólo las patas traseras, ondular las caderas, ondular la cola, y oscilar la cola (moverla de manera más rígida que al ondularla).
Se ha sugerido en estudios anteriores que durante la evolución de las ballenas cada una de estas formas de nadar tuvo su momento, pero que la etapa de ondulación de la cadera pudo haber sido omitida. Los nuevos descubrimientos indican que en realidad ocurrió lo opuesto, y que el meneo de caderas fue un paso de gran importancia en la evolución de la natación subacuática de las ballenas.
Información adicional en:The Society of Vertebrate Paleontology
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