Una nueva especie de hormiga ciega, subterránea y depredadora, descubierta en las selvas del Amazonas por el biólogo evolutivo Christian Rabeling, de la Universidad de Texas, probablemente sea descendiente de las primeras hormigas considerables como tales.
La nueva hormiga ha sido denominada Martialis heureka, y tiene una combinación de características nunca antes registrada. Está adaptada a vivir en el suelo, tiene de dos a tres milímetros de longitud, es pálida, no tiene ojos, y Rabeling y sus colegas sospechan que usa sus mandíbulas para capturar a sus presas.
La hormiga también pertenece a su propia nueva subfamilia, una de un total ahora de 21 subfamilias de hormigas. Ésta es la primera vez desde 1923 que se descubre una nueva subfamilia de hormigas con especies vivientes. Se han descubierto otras subfamilias desde ese año, pero siempre a partir de individuos fosilizados.
Este descubrimiento ayudará a los biólogos a conocer mejor la biodiversidad y la evolución de las hormigas, que son insectos muy abundantes y de gran importancia ecológica.
El hallazgo hace pensar que quizá haya más especies, posiblemente de gran importancia evolutiva, aún escondidas en los suelos de las selvas tropicales que todavía se mantienen lo bastante intactas.
Rabeling y sus colegas comprobaron que la hormiga es una nueva especie, un nuevo género y una nueva subfamilia después de un profundo análisis morfológico y genético. El análisis del ADN de sus patas confirmó su posición filogenética en la base del árbol evolutivo de las hormigas.
Se cree que las hormigas surgieron como tales hace unos 120 millones de años, a partir de ancestros más parecidos a las avispas. Las hormigas probablemente evolucionaron con gran rapidez hacia varios linajes diferentes, observándose hoy por ejemplo desde aquellas especializadas para vivir en el suelo, hasta las que viven en los árboles, pasando por muchas otras.
Este descubrimiento apoya la idea de que las hormigas depredadoras subterráneas ciegas surgieron en el inicio de la historia evolutiva de las hormigas.
Rabeling no sugiere que el ancestro de todas las hormigas fuera ciego y subterráneo, sino que estas adaptaciones surgieron muy temprano y que han persistido durante millones de años.
Basándose en estos nuevos datos y en el registro fósil, los investigadores asumen que el ancestro de estas hormigas recién descubiertas era similar en diversos aspectos a las avispas, quizá específicamente a la especie Sphecomyrma, de la que se halló un ejemplar fosilizado en ámbar y que data del período Cretácico. La Sphecomyrma es ampliamente conocida por suponerse que es el eslabón evolutivo perdido entre las avispas y las hormigas.
Información adicional en: Scitech News
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