Nueva York, NY.- Según una nota publicada por The New York Times, cada vez más estudios muestran que los beneficios que supuestamente aportan las vitaminas no son tan evidentes como se pensaba.
He aquí los estudios más recientes que existen al respecto:
*Esta semana, investigadores dieron a conocer los decepcionantes resultados de un extenso estudio clínico en el que casi 15 mil médicos tomaron vitamina E y C durante 10 años. El estudio demostró que no se registraron efectos importantes en las tasas de incidencia de cáncer.
*En otro estudio reciente se descubrió que tomar vitamina E y C no aportó ningún beneficio contra las cardiopatías.
*En octubre, una importante prueba clínica en la que se estudió si la vitamina E y el selenio podrían disminuir el riesgo de cáncer de próstata terminó en medio del temor de que los tratamientos podían causar más daño que bien.
*Y recientemente, médicos del Centro Oncológico Memorial Sloan-Kettering de Nueva York advirtió que al parecer, la vitamina C protege no sólo a las células sanas sino también a las cancerígenas.
*Todo mundo necesita vitaminas, las cuales son cruciales para el cuerpo. Sin embargo, la mayoría de las personas obtenemos de los alimentos los micronutrientes adecuados para prevenir la deficiencia de vitamina. Habiendo dicho eso, se han probado los beneficios que algunas vitaminas extras pueden aportar, como los suplementos de vitamina B12 para la gente de la tercera edad y el ácido fólico para las mujeres en edad reproductiva. No obstante, muchas personas toman dosis enormes de vitaminas creyendo que con eso aumentan la capacidad del cuerpo de eliminar los radicales libres que provocan cáncer y cardiopatías.
Además de las investigaciones recientes, varios informes han cuestionado ya la idea de que las vitaminas son buenas para nuestra salud.
*Un estudio realizado por la Escuela de Medicina Johns Hopkins en el que se hicieron 19 pruebas clínicas en más de 135 mil personas con altas dosis de vitamina E (más de 400 unidades internacionales), se descubrió que el tomar estas dosis incrementó en 4% el riesgo de la persona de morir durante el periodo que duró el estudio. Tomar vitamina E con otras vitaminas y minerales resultó en un aumento de 6% en el riesgo de morir. Un estudio posterior con personas que tomaron vitamina E diariamente mostró que éstas registraban un 13% de mayor riesgo a sufrir una cardiopatía.
*La revista Oncología Clínica publicó un estudio con 540 pacientes que tenían cáncer de cabeza y cuello y que fueron tratados con radiación. La vitamina E redujo los efectos secundarios pero los índices de recurrencia entre los usuarios de la vitamina fueron altos, aunque el incremento no alcanzó una importancia estadística.
*Una investigación finlandesa realizada en 1994 con fumadores, quienes tomaron 20 miligramos diarios de betacaroteno, mostró un aumento de 18% en la incidencia de cáncer de pulmón entre los usuarios de esta sustancia.
*Un estudio llevado a cabo en la Universidad de Harvard en 2002 con 72 mil enfermeras mostró que quienes consumieron altos niveles de vitamina A de los alimentos, suplementos y multivitamínicos tuvieron un 48% más de riesgo de sufrir fractura de cadera, en comparación con quienes tuvieron un consumo menor de vitamina A.
*La base de datos Cochrane de Revisiones Sistemáticas analizó estudios en torno a la vitamina C para tratar los resfriados. Después de analizar más de una docena de estudios, el resultado fue que no se registró un beneficio general para evitar esta enfermedad con el consumo de vitamina C aunque dicha vitamina estuvo relacionada con una reducción de 50% en la incidencia de resfriado entre la gente que se involucra en actividades extremas, como corredores de maratón, esquiadores y soldados. La información también sugirió que existe una relación entre el uso de vitamina C con la presencia de resfriados más cortos y menos severos.
*En octubre de 2004, investigadores de Copenhague analizaron siete pruebas aleatorias de betacaroteno, selenio y vitaminas A, C y E (solas o en combinación) en cáncer de esófago, de estómago, de páncreas y de hígado. Los usuarios de antioxidantes registraron un índice de muerte de 6% mayor al los usuarios de placebos.
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