Unos arqueólogos en el sudeste de Turquía han descubierto una losa de piedra tallada de la Edad de Hierro que proporciona una evidencia escrita, la primera en la región, de que las personas de aquella época creían que el alma se podía separar del cuerpo.
Una expedición del Instituto Oriental de la Universidad de Chicago encontró la losa de basalto de unos 350 kilogramos, cerca de un metro de alto y alrededor de medio metro de ancho, en Zincirli, lugar de la antigua ciudad de Sam'al. Una vez capital de un reino próspero, es ahora uno de los yacimientos arqueológicos en excavación más importantes de la Edad de Hierro.
La losa es la primera de su tipo que es encontrada intacta en su ubicación original, permitiendo a los académicos aprender sobre las costumbres funerarias y la vida en el siglo octavo a.C. En esa época, emergieron vastos imperios en el Oriente Medio antiguo, y culturas como los israelitas y los fenicios formaron parte de una mezcla muy activa.
El hombre que es representado en la losa probablemente fue quemado, una práctica que el judaísmo y otras religiones rechazan debido a una creencia en la unidad entre el cuerpo y el alma. Según la inscripción, el alma del fallecido residía en el pequeño monolito.
"La losa está casi intacta. Es única en su combinación de representaciones textuales y pictóricas, y por tanto proporciona una importante contribución al conocimiento de la cultura y el lenguaje antiguos", explica David Schloen, director de la expedición de la Universidad de Chicago a Zincirli.
Unos arqueólogos alemanes excavaron por vez primera en el yacimiento de unas 40 hectáreas en la década de 1890, y desenterraron diversas edificaciones de la ciudad, como por ejemplo puertas de acceso a la misma, murallas inmensas que la protegían, y palacios. En la actualidad se exhiben varias inscripciones reales y otras piezas en museos de Estambul y Berlín. Schloen y su equipo de la Universidad de Chicago han excavado en Zincirli durante dos meses anualmente desde el año 2006.
Zincirli es un sitio extraordinario. Debido a que no se construyeron otras ciudades encima de ésta, los arqueólogos tienen justo bajo la superficie excelentes piezas de la Edad de Hierro. El valor es aún mayor debido al hecho de que resulta raro tener evidencias escritas junto con evidencias artísticas y arqueológicas de la Edad de Hierro. Tener toda esta información ayuda a un arqueólogo a estudiar el origen étnico de los habitantes, el comercio y la migración, así como las relaciones de los grupos que vivieron allí.
Información adicional en: Universidad de Chicago
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