Protectores de la fauna silvestre han descubierto una nueva población de orangutanes en una remota zona montañosa de Indonesia, de unos 2.000 ejemplares, una inusual y buena noticia para uno de los grandes simios en mayor peligro de extinción.
Un equipo que estudiaba los bosques entre enormes precipicios de piedra caliza en el sector oriental de Borneo contó 219 nidos de orangután, lo que indica una población "importante", dijo Erik Meijaard, ecologista con
The Nature Conservancy, organización con sede en Estados Unidos.
"No sabemos con certeza cuántos son", dijo, pero el cálculo más cauto indica "varios cientos, tal vez entre 1.000 y 2.000".
El grupo vio a un macho adulto, que se enfureció y les arrojó ramas cuando intentaban fotografiarlo, y una hembra con su cría.
Quedan entre 50.000 y 60.000 orangutanes en estado salvaje, el 90% de ellos en Indonesia y el resto en la vecina Malasia.
Estos países son los primeros productores mundiales de aceite de palma, que se usa en alimentos, cosméticos y para satisfacer la demanda creciente de combustibles "limpios" en Estados Unidos y Europa. Se han
talado bosques tropicales, que constituyen el hábitat de este animal solitario, para hacer lugar a las plantaciones de palmas oleaginosas.
La topografía abrupta, la mala calidad de la tierra y la dificultad de acceso a las montañas de piedra caliza han protegido a la zona hasta ahora, dijo Meijaard. Pero contiene muchos árboles codiciados por el valor
comercial de la madera.
Birute Mary Galdikas, una científica canadiense que ha pasado casi cuatro décadas estudiando a los orangutanes en estado salvaje, dijo que la mayoría de las poblaciones son pequeñas y dispersas, lo cual las vuelve
más vulnerables a la extinción.
"De modo que el hallazgo de una población desconocida para la ciencia es importante, sobre todo una tan grande". La científica añadió que pertenecen a una subespecie rara, el orangután negro de Borneo, o Pongo
pygmaeus morio.
La selva de 2.500 kilómetros cuadrados se salvó de los grandes incendios que devastaron los bosques circundantes a fines de los 90. Esos incendios fueron encendidos por agricultores grandes y pequeños, y
agravados por la sequía de El Niño.
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